Comerciales del
siglo pasado.

Alimentación

Cuestión de narices

Cuando estás en la calle y tratando constantemente con personas, te das cuenta de que los verdaderos desequilibrados están fuera de las instituciones. No es que la gente se sienta Napoleón o comience a ladrar en el autobús. Son cosas más sencillas pero que nos demuestra que la mente humana no funciona con la lógica que cabría esperar de personas más o menos “normales”. Con la edad, te das cuenta de que muchas veces, esas faltas de lógica, no son necesariamente negativas.

Vamos a ver un comportamiento, como mínimo, curioso.

La industria que estaba visitando era de congelados. Esta industria trabajaba para muchas marcas distintas y lo único que cambiaba en la cadena de producción, eran los envases.

Lo curioso y que me llamó mucho la atención era que, mi amigo me comentó que su abuela, la madre del dueño, era muy amante de los platos italianos como lasaña, spaguettis, etc...

¡Pero solo le gustaban los de una determinada marca! Por esta razón, para llevarle a la abuela los congelados que se comía, ¡había que esperar a que cambiaran al envase! Naturalmente, lo de dentro era exactamente igual para unos y para otros.

Cuando ahora veo a personas discutiendo sobre que marca les gusta más y que son de una calidad muy superior, pienso que seguramente las harán en la misma empresa y procuro simplemente sonreir.