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Iglesia de Santa Catalina

La iglesia de Santa Catalina se levantó sobre una mezquita anterior y en 1245 ya había adquirido el rango de parroquia. Consta de una sola nave, con contrafuertes laterales entre los que se colocaron las capillas. Es la única de las iglesias góticas de la ciudad con girola en la cabecera, igual que la catedral.

En el siglo XVI el edificio fue revestido con decoración clasicista al gusto renacentista y, tras un pavoroso incendio sufrido en 1548, parcialmente reconstruido. En 1785, siguiendo la moda imperante, se le dio un aspecto barroco. En la década de 1950 se llevaron a cabo obras de repristinación para devolverle su fisonomía gótica original, para lo cual se despojó a los muros de todo el ornamento barroco y neoclásico.

El campanario fue construido entre 1688 y 1705 por Juan Bautista Viñes, cuyo nombre aparece grabado en una lápida conmemorativa que podemos ver en su base. Obra maestra del barroco valenciano, es de planta hexagonal, y su alzado se divide en cuatro pisos separados por molduras, más el cuerpo de campanas y el remate superior. En su origen se le llamó campanar salomònic por las columnas helicoidales que adornan esa parte alta. Destaca asimismo por los resaltes a modo de pilastras que adornan sus ángulos y por la decoración de sus ventanas, donde el estilo decorativo del barroco efímero se trasladó con maestría a la piedra.

El interior del templo es de una desbordante imaginación barroca, con estatuas de Bertesi que representan a personajes de las Doce Tribus de Israel, y sobre todo el conjunto de los frescos que ejecutó Antonio Palomino en la bóveda.

Lo restante, o sea el pabellón del Consulado, comenzó a construirse ocho años después. El 16 de Julio de 1506 se ordenó que fuera continuada la obra de la Lonja nueva, construyéndose lo que había de ser la sede del Consulado del Mar. En 1533 se comenzó la cubierta de este nuevo cuerpo, y hasta 1548, en el reinado de Carlos I, no quedaron terminadas las ventanas del piso principal y las del piso superior.

Las campanas se fundieron en Londres en 1729 y más tarde se le añadió el reloj que hoy podemos ver en la cara oriental. Frente a ella se abrió a finales del siglo XIX la calle de la Paz, que además de mejorar las comunicaciones del centro urbano con el mar, tuvo muy en cuenta la destacada vista en perspectiva que se conseguía de este importante campanario.

Como anécdota, Juan Bautista Viñes, arquitecto de la obra, no construyó ninguna escalera interior de subida al Campanario y justificaba esa omisión alegando que no se hacía constar en el contrato la construcción de ninguna escalera.

(Fuente:Excmo. Ayuntamiento de Valencia / www.valencia.es/)

(Fotografías: Jafo)