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Mercado central de Valencia

Frente a la Lonja de la Seda, en el corazón del distrito de Ciutat Vella, se alza el mayor centro de Europa especializado en la venta de producto fresco. El Mercado Central bien podía pasar por una catedral modernista por su estructura de hierro, cristal y cerámica y su espectacular cúpula central de 30 metros de altura. Sin embargo, acoge la mayor despensa (minorista) de Valencia, un lugar de culto para los amantes de la gastronomía

En apenas unos meses se cumplirá un siglo del inicio de las obras de esta joya arquitectónica, que en su momento dividió a la ciudad por su elevado coste (la prensa de la época apuntaba a 5,5 millones de pesetas) y características transgresoras, pero que hoy se erige en uno de los principales atractivos turísticos del casco antiguo.

Concebido por los arquitectos barceloneses Francesc Guàrdia i Vial y Alexandre Soler i March, el Mercat Central se erigió sobre el Mercado Nuevo, inaugurado en 1889 como un mercado descubierto, aunque los orígenes comerciales de esta área urbana se remontan a tiempos pretéritos. Se tiene noticia, de hecho, que desde el siglo XIII se instalaba en este punto una suerte de feria semanal que poco a poco fue ganando en importancia y aumentando en periodicidad.

A principios del siglo XX centenares de tenderetes con género fresco de la huerta valenciana, las granjas y el mar Mediterráneo se montaban y desmontaban a diario en la plaza, por lo que el Ayuntamiento buscó una solución arquitectónica a este rompecabezas urbanístico. Y un remedio, de paso, a la falta de higiene que suponía exhibir los productos en plena calle.

Tras más de una década de obras, el Mercado Central abrió sus puertas el 23 de enero de 1928 como uno de los emblemas del progreso de la ciudad y de su riqueza agrícola y productiva. Desde entonces, el edificio no ha sufrido apenas alteraciones en su exterior, aunque la organización interior del mismo ya no tiene nada que ver con la original.

En sus orígenes, el Mercat albergaba cerca de 1.250 paradas diferentes, de apenas un metro de ancho, que se distribuían de forma correlativa en grandes mostradores de piedra de mármol. Sin embargo, los avances técnicos y la concentración de expositores obligaron a modificar esta estructura organizativa para dar cabida a los sucesivos avances tecnológicos. Entre ellos, la implantación de cámaras frigoríficas.

Los 8.160 metros cuadrados del mercado contienen en la actualidad un total de 298 paradas, la mayoría especializadas en un único producto, que han ido pasando de generación en generación desde incluso antes de que se levantara el edificio. Porque en el Mercat Central no suelen haber expositores libres.

HISTORIA DEL MERCADO DE VALENCIA

(elmundo.es)

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