El hidalgo Ignacio Gilabert Soler era un miembro de la baja nobleza, que residía en Valencia, al menos desde 1739. Su casa familiar estaba situada en la calle Eixarchs, junto a la parroquia de San Juan del Mercado, de la cual eran feligreses. Junto a ésta, los Gilabert poseían otros inmuebles urbanos y principalmente, una serie de alquerías repartidas en diferentes localidades de la huerta de Valencia (Tabernes, Alboraya, Sedaví...), gracias a las cuales obtenía las rentas necesarias para vivir noblemente en la capital del reino.
Una de las singularidades del documento es el hecho de que sus páginas contienen referencias a múltiples tradiciones valencianas, que por primera vez quedan documentadas de manera fehaciente. En él encontramos diversas recetas para la elaboración del chocolate, un producto reservado a las élites que en ocasiones servía para recompensar los trabajos de determinados profesionales o hacer regalos.
Realizó un dietario dietario, es decir, un libro en el que se anotan los ingresos y gastos de una familia durante un periodo de tiempo, concretamente la del hidalgo valenciano Ignacio Gilabert Soler entre 1744 y 1751. En él se refleja la vida cotidiana de su casa, ya que no sólo se registraban las rentas percibidas y los gastos domésticos, sino también anotaciones de carácter personal, como las celebraciones familiares, el intercambio de regalos en Navidad o las recetas para la elaboración del chocolate.
También aparece la primera referencia escrita a la elaboración de «agua elada de orchata», cuya receta casualmente no era a base de chufa, si no de almendra. La llegada de la Navidad era tiempo de celebración e intercambio de regalos para Ignacio Gilabert, quien por lo general compraba cascas y otros dulces típicamente valencianos (que solían elaborar las monjas del convento de la Puridad) con los que agasajar a sus compromisos sociales y a sus arrendatarios (aunque sólo a aquellos que también trajeran presentes).
Por último, llama poderosamente la atención la celebración de San Dionís el 9 de octubre de 1747 en casa de los Gilabert, con la compra de dos barras de turrón y una libra de chucherías para la familia. Al parecer, ésta es la primera referencia escrita que se conoce a la hoy en día popular celebración de la «mocaorà» valenciana.
(Diario Las Provincias)
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