Vivencias Comercial Informático

Un gran programador muy experimentado.
La vida era mucho más sencilla. El ser humano tenía preferencias casi sobre cualquier cosa, excepción hecha naturalmente del dinero.

Pero en líneas generales una persona, trabajando y con algo de interés, podía vivir bastante bien y con pocas preocupaciones..

En aquel momento yo tenía lo que se llamaba "pluriempleo". Aparte del trabajo normal llevaba varias instalaciones de los ordenadores que habíamos vendido..

Una noche vino a verme mi sobrino Jose Angel. Donde él estaba no le veía futuro y aspiraba, como cualquier persona con ganas de progresar, a entrar en una dinámica más activa y con más porvenir que la que tenía en ese momento..

Después de pensarlo un rato le hice la siguiente proposición..

-Mañana vas a venir conmigo a tal empresa. Yo les voy a decir que no puedo seguir llevándolos y que te dejo a tí que les termines los programas. Seguramente no sólo no pondrán ninguna pega sino que te pedirán que te quedes con ellos dirigiendo el despacho, pues ya me lo propusieron a mi..

-Pero tío -me dijo- yo no tengo ni idea de programación ni de ordenadores..

-Eso lo dices tú -le contesté- mañana diré que sabes lo mismo que yo o algo más. Yo te diré como listar el código fuente de los programas, tú trajinas un poco con la máquina y por la tarde me lo traes a casa. Yo te lo repaso, corrijo los errores y al día siguiente los modificas. El resto del tiempo no te faltarán cosas que hacer..

Y de este modo estuvimos durante algún tiempo porque no tardó en ser cierto que sabía ya más que yo y pasó a ser muy solicitado y montar su propia empresa como autónomo..

El primer director que tuvimos en la sucursal fue un verdadero fenómeno. El súper comercial Sr Regó fue un hombre amable, educado y un comercial maravilloso. Las clases de ventas te enseñan mucho, no lo discuto, pero la personalidad de este hombre nos dió el temple y el "savoire faire" que no se puede enseñar. Es como el vino, no se puede hacer un buen vino con unas malas uvas, pero la calidad final la da la barrica y el tiempo.

Cuando lo destinaron otra vez a su Cataluña natal la sucursal de Valencia perdió un valor básico que ya le costó mucho recuperar.

Esto me lleva a una pequeña y desagradable anécdota cuando en el SIMO (Salón Internacional Material Oficina) de Madrid se vendió una máquina y como ya se estaba cerrando y apenas quedábamos nosotros, los contratos se firmarían al día siguiente en que ya los llevaríamos rellenos.

Al día siguiente a media mañana se presentó el cliente y nos dijo que ya había comprado otra máquina. ¿Cómo era posible?

Cuando le dijo el director de ventas nuestro que "no tenía palabra y que nos dijera el por qué de su cambio de actitud", nos dijo "es que las dos chicas con las que he pasado la noche y que trajeron el contrato de su competencia, estaban buenísimas".

Me reservo el nombre de la competencia.



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