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Por hablar de algo

La "teoría" de la evolución

Lo primero es indicar que no niego nada. Lo que querría es que alguna personalidad sesuda me explicara algunas dudas que tengo sobre la evolución.

En mi corto entender, encuentro tan improbable que, por el simple hecho de la supervivencia del más apto, se pueda llegar de un simple compuesto inorgánico a Isaac Newton. Es tan improbable como el que un Dios decida ponerse a fabricar juguetes para entretenerse.

Pero parece ser que la evolución es un Dios en si misma. Pues yo creo que aunque exista esa evolución, ha de haber unos saltos que no son explicados de ninguna manera y que sigue llamándose “teoría” porque son incapaces de afirmar categóricamente que está probada científicamente y sin ningún asomo de duda.

Veamos pues algunas preguntas.

Supongamos que un menudo dinosaurio, por un fallo en su adn, le salen unas pequeñas protuberancias en sus brazos. Entonces, nuestro amiguito dice “esto creo que son alitas, voy a volar” y se tira desde la copa del árbol. ¡Plum! ya tenemos un dinosaurio muerto. No ha procreado, y si lo hubiera hecho sus descendientes saldrían como el. Y si no fuera así por la sola presencia de un ejemplar, al que el cambio no le sirve para nada, se han multiplicado hasta sacar una nueva especie. Todas con unos bultitos en los brazos que no le sirven para volar.

¿O es que de golpe le han salido las alas? Esto no lo dice la evolución aunque si fuera así con un solo ejemplar sería imposible.

La evolución nos dice que la supervivencia del más apto hace que procree más porque tiene más posibilidades de vivir.

Estoy viendo un cachalote. La evolución ha hecho que, de ser un animal terrestre, haya adquirido formas de pez. Admitamos pues que un hipopótamo (por ejemplo) se dijo, ¿No encontraré más comida en el mar? Y se sumergió en las aguas primitivas y poco a poco, por la sucesión de millones de milagros en cadena ha ido cambiando y adaptándose para poder pescar calamares en las profundidades. Tiene cola de pez, puede vivir en el agua salada... pero a la evolución se le ha olvidado que lo más importante es poder respirar en el agua para no ahogarse y se ha limitado, a través de millones de cambios, a ponerle la nariz en el lomo.

No, quizás dirán, es que eso es más difícil. ¿Pero cual es la razón por la que los primitivos peces salieran tranquilamente del agua y se hayan adaptado inventando los pulmones y nuestro pobre cachalote tiene que salir cada poco a respirar porque si no es así, se ahoga. ¡Tonto!, fabrica unas bránquias.

¡Será posible que el tonto del pavo real, y solo con la intención de copular con las hembras, haya cambiado unas buenas alas por algo tan bello como su plumaje? ¡Que sinvergüenza? No le importa sobrevivir siendo más rápido, grande, volar mejor, etc... ¡lo que quiere es copular y lleva tantos millones de años adaptándose que solo lo superan algunos ejemplares de la raza humana!


Como curiosidad, el Hoatzin.

Miremos la cantidad de razas de perros que tenemos actualmente. ¿Que pasaría si el ser humano desapareciera y se fueran mezclando entre si? Muy sencillo, que dentro de unos pocos años solo habría una raza, quizás la primitiva, porque su adn no ha variado, son razas distintas pero pueden fecundarse todas entre si y seguir siendo fértiles porque todos son canes.

Esto no lo vemos en otros animales como el caballo y el burro, que a pesar de poder fecundarse, su cría es estéril como comprobamos con el mulo o el burdégano.

En fin, quedo a la espera de que alguien sea capaz de explicarme esos saltos intermedios, como suceden y el porqué no hay ni un solo ejemplo, ni vivo ni como fósiles.


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Recomendar: Un libro

Estamos en 1950. La guerra hace tiempo que terminó pero las últimas consecuencias de una guerra fratricida todavía llena las cárceles de España. También las de Valencia. La de San Miguel de los Reyes, la Modelo. Miles de ciudadanos se agolpan en el Interior de sus muros a la espera de sentencia. En la mayoría de los casos su única culpa ha sido militar en el bando perdedor o tener algún vecino envidioso. Algunos pronto saldrán, otros deberán cumplir algunos años de privación de su libertad, pero otros solo saldrán dentro de una caja de pino.

Y allí, en la ciudad del Turia comienza esta historia. Son historias de un barrio de manos del hilo conductor de una familia. Muchas familias tendrán también muchas cosas que contar, buenas y malas, grandes, pequeñas, y que pensamos que no deberían perderse porque forman parte de la historia. En el número 90 de esta calle (actualmente 92) vive la familia Oltra.


Pepita, a sus quince años y con cuatro años más, comprendía mucho mejor la situación que se creaba con la muerte de su padre. Desde el comedor sólo llegaba el silencio alterado, de vez en cuando, por los sollozos de Paca, la madrastra de su padre; la única abuela que había conocido por que la madre de su padre había muerto al poco tiempo de nacer este. Pero la «iaia» Paca se había comportado siempre como una verdadera madre con su padre y como una abuela muy cariñosa y buena para ella.

Pepita se levantó y fue al comedor. Su abuela la vio llegar y le abrió los brazos en los que la adolescente se refugió sintiendo cómo le acariciaba sus cabellos mientras la consolaba.

-Plora, plora xiqueta, pobreta meua. Açi tens a la iaia, al iaio, i a tots. Mai estareu a soles filla meua (2)

Un asomo de rabia la hizo abandonar los brazos de la «iaia» y dirigiéndose al balcón, lo abrió y cogiendo la toalla de cuadros rojos tendida, la arrancó de un tirón con rabia y la lanzó al suelo de la sala. Cualquiera, que no estuviera al tanto, nunca podría comprender esa reacción porque, dependiendo de donde estuviera tendida la toalla, era la señal que le indicaba a cualquier «maquis» llegado de las montañas que había peligro, o no, en subir a la casa. Ya no hacía falta, ya no podrían traerle más noticias de su padre ni esperar nada de él.

En la sala había un escritorio debajo del cual tenía su cama, que se limitaba a un colchón en el suelo. En él se refugió encogiendo su cuerpo que ya mostraba todos los encantos de su adolescencia. Allí se tumbó y soñó sin necesidad de dormir.


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