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La torre de Babel

Partimos del principio de que no existen diferencias en la gente, aparte de que se sea una buena persona o mala, de que se sea honrado o un ladrón, etc... por o demás no existen otras. Lo mismo es un negro que un blanco, un hombre que una mujer, un niño que un anciano. La diferencia será la cultura y su humanidad.

Esta sería una ley general. Aparte tendríamos una serie de hábitos que pueden modificar nuestra conducta, para bien o para mal. Podemos encontrar una buena persona que esté convencido quemar libros sea una buena solución para evitar a los demás caer en el supuesto error. Posiblemente lo haga pensando que hace el bien y, sin embargo, cae en algo tan peligroso como el fanatismo.

Actualmente estamos en una época muy difícil. El bombardeo conductivista llega a unos extremos nunca imaginados. Somos atacados con métodos subliminales desde todos los ángulos.

Es importante que se entienda que no pretendo, en ningún momento, ponerme de parte de nadie. ¡Que cada uno saque las conclusiones que quiera! Solamente pondré los ejemplos de métodos en los que caemos pensando que es algo bueno y que si lo vemos con la perspectiva del futuro vemos que es un engaño manifiesto.

Comenzaremos con uno: El idioma.

El idioma fue inventado para entenderse. Según la leyenda, cuando Dios quiso que dejáramos de estar unidos confundió nuestras lenguas y a partir de ese momento cada uno acampó por sus respectos.

Cuando cada uno hablaba un idioma distinto ya era muy fácil el conseguir que el pueblo de al lado fuera un enemigo. ¡Si no habla como nosotros que somos el pueblo bendecido por quien sea!

Tanto es así que las religiones en muchos casos, han procurado no hablar como el pueblo llano. Tenemos un ejemplo claro con el latín de la religión católica. Se empleaba este idioma para hablar con Dios. Soy superior porque puedo hablar con el ¿en su idioma?

Actualmente la religión católica, ha descendido y con muy buen criterio ha entendido que para entenderse se ha de hablar con palabras que se entiendan

Pero la mala idea, la maldad intrínseca del hombre continua aprovechándose de lo mismo año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio.

Esto llega a extremos de que bandas y pandilleros procuran tener su idioma propio e inventado para poder distinguirse y hablar sin que los demás los entienda.

Muchas tribus primitivas, viviendo a pocos km unas de otras, hablaban idiomas distintos. Solo cuando han tenido un idioma común han empezado a entenderse y a convivir.

Como se puede ver actualmente, en una época en que la globalización nos ataca por todos lados y en la que es necesario que todos hablemos los tres o cuatro idiomas precisos para poder desplazarse por la tierra, con el fin de dividir se sigue empleando el viejo método básico. ¡Nosotros no hablamos como los otros! Somos superiores, somos más cultos.

En ningún momento pienso que deba perderse el patrimonio cultural de un pueblo ¡ni mucho menos!, pero cuando se ve que hay pueblos que pretenden que sus ciudadanos dejen de hablar idiomas mayoritarios hablados en todo el mundo y que solamente se hable su idioma propio, en el respeto que tengo a todas las lenguas y culturas y siendo parlante de una de ellas me pregunto.

Aparte de general conflictos, ¿para que sirve? Yo querría que mis hijos y nietos hablaran perfectamente el Valenciano, el Inglés y el Español (por ser de mi cultura occidental). Pero los básicos que le van a servir para andar por el mundo serán el Español y el Inglés. Aparte es estupendo que sepan su idioma nativo, el francés, italiano, chino, ruso, etc... pero seamos razonable, los minoritarios no le van a servir para nada fuera de su lugar de origen. ¿Acaso un escritor que quiera dar a conocer su obra la haría en un idioma hablado por unos poquísimos millones de seres, frente a varios cientos de millones?

Pensemos una entrevista de trabajo cuando le pregunten que idiomas conoce, usted estará muy contento con sus políticos porque podrá decir, el inglés y el Watusi. El inglés muy bien, pero con el Watusi se le van a reir en la cara.

Cualquier estudioso de la evolución humana sabe que los idiomas minoritarios desaparecerán en pocos años, como desapareció el latín de los católicos y como han desaparecido miles de idiomas muy minoritarios. Ahora ha llegado el momento de muchos más y el final, en unos años (cada vez todo va más aprisa) será el hablar básicamente cuatro o cinco, no más, y el resto serán hablados por ancianos, restos localizados o intelectuales, pero económicamente no se hablarán más.

Todo lo que nos une es bueno, todo lo que nos separa es malo. Dame libertad y conocimientos, si me quieres buscar un enemigo me estás engañando, si no quieres que hable como ellos es porque me quieres hacer débil y dependiente de ti, si en un mundo cada vez más abierto me quieres poner fronteras es como hacer una reserva de caza. Mi padre decía, por patria, el mundo entero, por familia, la humanidad.

No se si será bueno o malo, se que es una manipulación, se que los que se sirven de estas cosas no son buenas personas, lo que si se es que, sea bueno o malo, va a ser así.


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Recomendar: Un libro

Estamos en 1950. La guerra hace tiempo que terminó pero las últimas consecuencias de una guerra fratricida todavía llena las cárceles de España. También las de Valencia. La de San Miguel de los Reyes, la Modelo. Miles de ciudadanos se agolpan en el Interior de sus muros a la espera de sentencia. En la mayoría de los casos su única culpa ha sido militar en el bando perdedor o tener algún vecino envidioso. Algunos pronto saldrán, otros deberán cumplir algunos años de privación de su libertad, pero otros solo saldrán dentro de una caja de pino.

Y allí, en la ciudad del Turia comienza esta historia. Son historias de un barrio de manos del hilo conductor de una familia. Muchas familias tendrán también muchas cosas que contar, buenas y malas, grandes, pequeñas, y que pensamos que no deberían perderse porque forman parte de la historia. En el número 90 de esta calle (actualmente 92) vive la familia Oltra.


Pepita, a sus quince años y con cuatro años más, comprendía mucho mejor la situación que se creaba con la muerte de su padre. Desde el comedor sólo llegaba el silencio alterado, de vez en cuando, por los sollozos de Paca, la madrastra de su padre; la única abuela que había conocido por que la madre de su padre había muerto al poco tiempo de nacer este. Pero la «iaia» Paca se había comportado siempre como una verdadera madre con su padre y como una abuela muy cariñosa y buena para ella.

Pepita se levantó y fue al comedor. Su abuela la vio llegar y le abrió los brazos en los que la adolescente se refugió sintiendo cómo le acariciaba sus cabellos mientras la consolaba.

-Plora, plora xiqueta, pobreta meua. Açi tens a la iaia, al iaio, i a tots. Mai estareu a soles filla meua (2)

Un asomo de rabia la hizo abandonar los brazos de la «iaia» y dirigiéndose al balcón, lo abrió y cogiendo la toalla de cuadros rojos tendida, la arrancó de un tirón con rabia y la lanzó al suelo de la sala. Cualquiera, que no estuviera al tanto, nunca podría comprender esa reacción porque, dependiendo de donde estuviera tendida la toalla, era la señal que le indicaba a cualquier «maquis» llegado de las montañas que había peligro, o no, en subir a la casa. Ya no hacía falta, ya no podrían traerle más noticias de su padre ni esperar nada de él.

En la sala había un escritorio debajo del cual tenía su cama, que se limitaba a un colchón en el suelo. En él se refugió encogiendo su cuerpo que ya mostraba todos los encantos de su adolescencia. Allí se tumbó y soñó sin necesidad de dormir.


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