Personajes malditos

Erzsébet Báthory La condesa sangrienta

Erzsébet (Isabel, en castellano) Báthory nace en 1560 en Byrbathor, una ciudad de la región de Transilvania, en Hungría. Era sobrina de Istvan Báthory, príncipe de Transilvania y rey de Polonia y por lo tanto, practicamente intocable.

A los 15 años la casaron con Ferenc Nadasdy que se pasó casi toda la vida batallando contra los otomanos. Es de destacar que Isabel era familia de Blad el empalador, luego conocido como Drácula.

La angelita era sádica por naturaleza, las misivas intercambiadas con su marido en la guerra no brillaban por sus frases de amor, intercambiaban sugerencias de como martirizar a los criados y cada uno aportaba sus ideas con el fin de hacerlas lo más sádicas posible.

Tuvieron varios hijos, de las pocas veces que el marido descansaba del continuo batallar, y que no intervienen para nada en la historia.

En 1604 muere el marido y esto da entrada a toda la maldad psicópata que Isabel llevaba. Tiró del castillo a todos los parientes de su esposo muerto y junto con una bruja llamada Darbula, comenzó a practicar la magia negra cuyo principal fin era el mantenerse hermosa.

A partir de este momento las atrocidades cometidas por la condesa son inenarrables. Al castigar con el azote a una criada le pareció que donde le caia una gota de sangre su piel se tornaba más fina y tersa. La locura llegó al extremo de mandar degollar a niñas que eran raptadas en los campos, poniendolas dentro de un recipiente con agujeros debajo por donde caia la sangre que le servía de ducha a nuestra gentil condesita.

Miembros arrancados, bebida de la sangre, cabezas cortadas y colgadas como trofeos, etc... era el dia a dia de sus macabras aficiones junto con su querida Darbula.

Las víctimas eran elegidas entre los siervos del castillo, pero al morir Darbula, la condesa dejó de discriminar entre siervos y nobles y llegó a raptar a jovenes de buena familia con lo que las quejas llegaron a la corte.

El rey Matyas ordenó investigar el caso al conde Thurzo, que entró en el castillo y quedó horrorizado de lo que veia, y es de resaltar que en aquella sangrienta época y en aquellas regiones todavía más sagrientas, tuvo que ver escenas increibles.

Fué juzgada y sus actos se demostraron tan sádicos que no tuvieron más remedio que condenarla a cadena perpetua. Fué metida en un calabozo al que se le tapió la puerta dejando solamente un pequeño agujero por donde le metían la comida. Murió el 21 de agosto de 1614 sin entender el porqué se la había condenado.

Como curiosidad mostramos una momia conservada en Segovia en un museo de los horrores y que dicen pertenecer a la apuesta condesita. (Lo dudamos).


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