Es indiscutible que la civilización, como hoy la conocemos, no sería la misma si no se hubieran sofisticado las conservas hasta el punto que las conocemos actualmente. Lamentablemente, como muchos grandes inventos de la humanidad, el gran paso lo dieron para la guerra.
A finales del siglo XVIII Napoleón, vio que uno de sus problemas era la corta vida de los alimentos en el frente de batalla.
Anunció que premiaría con 12.000 francos a quien descubriera como era posible que la carne, la fruta o la verdura no se pudrieran.
Nicolas Appert, un cocinero parisino tuvo la idea de cocer los alimentos y envasarlos al vacío.
Su invento consistía en colocar los alimentos dentro de las botellas de vidrio tapadas con tapones de corcho sujetos con alambre y sellados con cera o lacre a los que sometía a un calentamiento en agua hirviendo durante largos períodos de tiempo.
Francia quería desarrollar una política de llevar los derechos de la República a toda Europa.
Los ejércitos podrían disponer de alimentos que no se alteraran durante el tiempo que duraban las largas campañas bélicas.
Appert no supo explicar por qué su método alargaba la duración de los alimentos.
Louis Pasteur años más tarde atribuiría la conservación a la inactivación de los microorganismos presentes, responsables de la alteración del alimento.
Le consultaron al fundador de Dubai, Sheikh Rashid, sobre el futuro de su país, y este respondió: «Mi abuelo andaba en camello, mi padre andaba en camello, yo ando en Mercedes, mi hijo anda de Land Rover, y mi nieto va a andar en Land Rover, pero mi bisnieto va a andar en camello…»
¿Por qué?
«Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles. Los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles.”
Primer libro en el que se incluyen las mejores recetas valencianas de, Arroces secos, caldosos,aves, bebidas y licores, caracoles, carnes, ollas y pucheros.
Recetas facilitadas desde las poblaciones de las que son originarias.