El pueblo en si es típico de estas zonas, de calles estrechas por su ascendencia árabe, su calle mayor, su Iglesia, su plaza de España, su Virgen del árbol (capítulo III) y su posada-bar-restaurante (el de Eleno en capítulo II).
Como pueblo serrano sus calles, aparte de estrechas como decíamos, están llenas de curvas pues sus casas se hicieron en los márgenes de los primitivos caminos que tendían a evitar, en lo posible, las cuestas.
Soy Paco Plumillas y así comienza mi andadura, la de un pobre reportero de los años 60, en la que conocí al pueblo de Mesxicotet, del que, actualmente, soy cronista.
Amo este pueblo y a esta gente. Me han dado los mejores momentos de mi vida y me gustaría que ustedes tambien los conocieran y se sonrieran como mínimo con sus historias. Ya los irán conociendo en algunas de las historias que les mostraremos en estas páginas.
En el libro he reunido varias de las historias más divertidas que me han ocurrido en mi larga vida como cronista de este querido pueblo.
Tengo que destacar a la Abuela Manuela porque sus cuentos son de otro tipo. Son historias cargadas del saber popular y que, unas veces las ha vivido y otras le han sido contadas. Yo las plasmo con mi poca prosa para conocimiento de todos los que tengan a bien leerlas.
Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es fácil. Lo difícil es criar un niño, regar el árbol y que alguien lea el libro.
Supongo que se han de perder miles de manuscritos por no haber caido en las manos adecuadas.
¡Cementerio de buenas historias!
El periodista Paco Plumillas nos deleita con anecdotas de este pueblo de la serranía de Castellón que no figura (porque no existe) en ningún mapa. Unos simpáticos personajes como la abuela Manuela, Juanito Feliz, Eleno, etc le ayudan con sus cuentos y vivencias.
-¡Toc Toc!, Finita, ¿Qué te pasa?
-¡UN VIOLÓN!, ¡UN VIOLÓN! -Sigue chillando Finita.
-¿Pero que dice la idiota de tu hermana? -se oye preguntar a Fulgencio al otro lado de la puerta- ¡Para que demonios quiere ahora un violón!
-Mi hermana siempre ha sido muy musical -dice la esposa.
-¡Claro! ¡No te jode! A la una de la noche querrá ponerse a tocar el violón.
-¡UN VIOLÓN! ¡ UN VIOLÓN! -Se desgañita Finita mientras me retuerce las herencias de mi padre.