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La evolución se ha detenido en el homo sapiens, y aparte de la técnica y la ciencia, en lo relativo a la cultura y la humanidad seguimos siendo unos bárbaros que únicamente se han cambiado de ropa.

Veamos pues algunas historias que, de algún modo, nos demuestra que todo se repite continuamente. Pasado, presente y futuro enlazado en tres historias distintas con una base humana por un lado y ambientadas en periodos distintos técnicamente pero iguales en cuanto al ser humano.

Tres historias de un tiempo, más que probable, en el que veremos el futuro que puede tener una persona criogenizada a la espera de que se tenga un remedio a su enfermedad.

La segunda historia es unos años más adelante en el que las máquinas practicamente hayan sustituido al ser humano.

Y la tercera un tiempo en que la vida en la tierra, tal como la conocemos, ya sea imposible y únicamente sea visitada desde otros planetas colonizados, para recojer alimentos.

¿Corremos hacia un futuro de esplendor y bienestar o...?

Todo es cíclico y en periodos más o menos largos se repiten los mismos errores que conllevan la degradación de una persona, un país, una civilización o un mundo.

Si el cometer esos errores es obligatorio o no, eso no lo tengo claro. Un ser nace. crece y muere. Esto es imprescindible. Una cultura también pasa por lo mismo, como los periodos de calor extremo o congelación que pasa la tierra.Se han de pasar pero, quizás dependiendo de como se actúa, esos periodos son más o menos rápidos.

Todas las culturas han pasado por lo mismo: nacen, crecen y desaparecen.

Quizás se entienda mejor con estos párrafos de Historia de los griegos de Indro Montanelli.

Si conocen la historia de Roma encontrarán los mismos periodos, Ititas, Sumerios, Egipcios, Europa y su renacimiento, ejemplos en la Biblia...etc

¡No somos tan modernos! simplemente estamos en un periodo agónico en que nuestra cultura será reemplaza por otra, no mejor seguramente, pero con ideas y sus principios más arraigados.

Párrafos de historia de los griegos de Indro Montanelli.

«En esta situación no sorprende que la vida en las ciudades griegas se hiciese cada vez más refinada, A la sazón, los hombres se rasuraban. Y las mujeres, casi completamente manumitidas, participaban activamente en la vida pública y cultural. Platón les había admitido en su universidad. Una de ellas, Aristodama. tornose en la más famosa «fina recitadora» de poesías e hizo tournées por todos los países del Mediterráneo. Naturalmente, para hacer frente a estos nuevos cometidos, la mujer tenía que abandonar el de la maternidad. El aborto era castigado solamente cuando era hecho en contra de la voluntad del marido. Mas la voluntad de los maridos ha sido siempre la de sus esposas. La homosexualidad se propagaba. Siempre había sido practicada, aun en los tiempos heroicos, mas ahora se había convertido en cosa corriente en todas las clases sociales. Aquellos griegos, un tiempo célebres por su sobriedad, reclutaban en Oriente a los más famosos cocineros, cuya cocina, rica en grasas y especias, les hacía engordar. Los «deportistas» no eran ya atletas —como en tiempos, cuando cada joven estaba obligado a demostrarlo y competía en los estadios por la bandera de su ciudad o de su club—, sino los espectadores que, como hoy día, hacían de «hinchas» sentados y jugaban a las quinielas.

Las dos industrias que más florecían eran las del vestir, sea masculino o femenino, y la de los jabones catalogados en ciento ochenta y tres variedades de perfumes. Demetrio Poliorcetes impuso a Atenas un tributo de algo así como quinientos millones de liras, justificándolo precisamente como «gastos de jabón» para su amante Lamia. «¡Caramba, qué sucia debe ser!», comentaron los guasones atenienses.»

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