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Historias de una familia en la popular calle valenciana en una época, del 1935 al 1957, sobre la que se ha mentido y se sigue mintiendo continuamente.

Es la historia real vivida por el autor y su familia en la que se muestra la situación sin motivos partidistas, esto es lo que "vivimos" al margen de izquierdas o derechas, buenos y malos.

Historias trágicas, divertidas, sencillas, complicadas, bonitas o feas, concretando...la vida real.

Historias que han desaparecido como si no hubieran sucedido como las checas, el coche de la calavera o el salvaje "zapatones". Pero historias que resaltan la ayuda entre vecinos, a veces arriesgando la propia vida, el amor por la familia, el sacrificio de muchas personas valientes que, hoy en dia, sólo podrían verse en las películas.

La calle de Jesús

Sin lugar a dudas, mi calle de Jesús fue la calle más democrática de su tiempo.

Todos, ricos y pobres, altos y bajos, hombres y mujeres tenía, como mínimo una vez en su vida que pasar por mi calle, sin importarles su condición social.

Mi calle era el paso imprescindible para ir al cementerio... o al manicomio.

Retazos de una época

Estamos en 1950. La guerra hace tiempo que terminó pero las últimas consecuencias de una guerra fratricida todavía llena de dolor a muchas familias Españolas.

Y allí, en la ciudad del Turia comienza esta historia. Son historias de un barrio de manos del hilo conductor de una familia. Muchas familias tendrán también muchas cosas que contar, buenas y malas, grandes, pequeñas, y que pensamos que no deberían perderse porque forman parte de la historia. En el número 90 de esta calle (actualmente 92) vive la familia Oltra.


(9/1950) El comunicado reposaba encima de la mesa camilla. Escueto, ajeno al dolor que había causado.

«Les comunicamos que Francisco Oltra Paricio ha muerto de hemorragias internas y ha sido enterrado en el cementerio de Santa María de Marles».


Cuando se lee sobre una época, lamentablemente, los grandes personajes, batallas, políticas...son el guión que nos muestran.

También hay otros guiones, sobre todo en el cine y en la tv, que nos muestran las cosas que fueron importantes para sus ideales políticos.

Mis buenos fueron muy buenos y los otros, poco menos que diablos. ¡No es verdad! En todas partes hay buenas y malas personas y si todas las personas supieran respetar las ideas de los demás todos seríamos más felices.


Este libro es, sencillamente, algunos capítulos de la historia de una familia, mi familia, desde un poco antes de comenzar la guerra hasta la riada de Valencia.

No hay buenos y malos, como en la vida, hay "personas buenas y personas malas" pero los hechos son todos ciertos y vividos por mi familia aunque se pretenda que solo se recuerde lo que interese políticamente y que nunca hayan pasado. Es lamentable que todo se distorsione en lugar de dar los datos y que cada cual saque sus conclusiones.

No busqueis en la historia el coche de la calavera o al terrible Zapatones. Por propaganda política parece que no haya pasado. Si no se conocen las cosas sin su sesgo político nunca tendremos una opinión propia, ni de nuestra historia ni de ninguna historia en general.

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Fragmentos

Volvió sobre sus pasos y regresó a casa. A la primera que encontró fue a Josefina.

-Josefina, ¿tú sabes algo de las monjas de clausura? Al pasar he visto que el convento estaba abierto.

-Se las han llevado -oyó decir a su padre desde la galería- esta mañana ha llegado un camión con una pandilla de energúmenos y entre risas y disparos al aire las han metido a todas en el camión. Supongo que ya estarán muertas.

***

Él ya había oído hablar sobre el coche de la calavera, pero la primera vez realmente que lo vio fue esa tarde. Un viejo Ford al que le habían puesto una calavera humana encima del capo del motor. De día impresionaba, pero de noche…, con una luz dentro del cráneo iluminando las cuencas de sus ojos, causaba verdadero horror. Cuando el coche de la calavera se paraba delante de un edificio y sacaban a la fuerza a alguien haciéndolo subir en él, la familia podía despedirse, porque era seguro que ya no se le vería más. Era la forma en que se saldaban envidias, rencores y venganzas. Así desaparecían deudas, vecinos molestos…, y se cometía toda clase de crueldades al amparo de una guerra que había escarbado en lo peor de las gentes sin temor alguno a unas leyes inoperativas y dependientes de un gobierno que las mal administraba. Les bastaba cualquier excusa. Con que fueran católicos, o ricos, o simplemente molestos a sus intereses ya era suficiente para que, bajo el epíteto de «facha», desaparecieran para siempre sin ningún problema.

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Historia real de una familia desde el año 1935 al 1957. Un periodo en el que se ha dicho y se siguen diciendo algunas verdades y muchas mentiras. Sin ningún tinte político F. Oltra narra la realidad de él y su familia. No deje de visitar la web para leer más información sobre su contenido.

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