Si los castillos son música en el aire, la "mascletá" es la guerra sin heridos.
Cada año que pasa estamos más protegidos de las imprudencias que cometemos. Y en las "mascletás" es fácil cometerlas si no se hace caso a las disposiciones de seguridad que hayan.
Yo recuerdo el haber ido con los amigos hasta la vaya de protección y, enganchados en sus alambres sentir retumbar las carcasas, petardos, traca, a pocos pasos de nosotros. Eso era una insensatez, pero nosotros lo gozábamos simplemente porque el retumbar del suelo no levantaba unos centímetros en el aire.
El Valenciano, y a los que les gusta y lo entienden, sienten que su corazón va más aprisa conforme se acerca la apoteosis final y, sin lugar a dudas, cuando termina también estallan en gritos de alegría.
Preparando la mascletá 1961
If castles are music in the air, the "mascletá" is war without injuries.
Every year that passes we are more protected from the recklessness we commit. And in "mascletás" it is easy to commit them if you do not pay attention to the security provisions in place.
I remember going with friends to the protection gate and, hooked on its wires, feeling the shells, firecrackers, and fireworks resound, a few steps away from us. That was nonsense, but we enjoyed it simply because the rumble of the ground didn't raise a few centimeters in the air.
The Valencian, and those who like it and understand it, feel that their hearts are going faster as the final apotheosis approaches and, without a doubt, when it ends they also burst into screams of joy.